Siempre me gustó pensar en la infinidad absoluta.

Siempre me gustó pensar en el lugar donde todas las sensaciones y deseos confluyen. Donde el sabor, el sudor, las ganas, los aromas, el querer, el amar, el ansiar conviven con el reír, llorar, temblar.
Las caricias amigas de los besos, los besos compañeros de madrugadas tormentosas. Madrugadas en medio de un rocío acaramelado.
Paraísos terrenales. Bullicios de ciudad pidiendo quietud. Almas deseando emoción.
Vos y yo conjugando aliento, compartiendo aromas con remembranzas a canela y miel.
Los sentidos al descubierto, enmascarados entre suspiros y crueles pensamientos.
Crueles pensamientos ligados al olvido, al posible desamor, al amor a medias, al amor con si pero ....
Espejismos de un mañana que fue, de un hoy sin límites. De límites acordados, de acuerdos transgredidos.
De los resabios ocultos de un éxtasis compartido.
De un tiempo donde las paralelas confluyen ... y confluir no es fácil.
Nosotros lo sabemos.
Comulgamos en una danza pagana.
Claudia Montesino
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