Desde que tengo memoria, sus relatos me atraparon. Acunaron a mis hijas, alegraron las tardes en el colegio cuando les leía a mis alumnos.
Hace poco empecé a desandar el camino como narradora oral y la historia de la plapla y Felipito Tacatún fue uno de los primeros cuentos que elegí.
Hoy tuvo la idea de abandonar su cuerpo, para comenzar a eternizarse. Su alma era joven, pero su cuerpo ya estaba cansado de tanto dolor.
Hasta siempre María Elena.
Este es homenaje bien vale la pena para volver a caminar por este blog